El dolor y los antiinflamatorios

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El dolor crónico que afecta a diferentes pacientes no se debe ni se deberá a la deficiencia o la necesidad de medicamentos antiinflamatorios.

Muchos médicos recetan antiinflamatorios  diariamente para reducir el dolor crónico de los pacientes.  Pero los antiinflamatorios y las drogas no son un tratamiento que estimule al cuerpo a reparar el área adolorida, lo que hacen en su lugar es encubrir el dolor al engañar el cerebro disminuyendo la inflamación.

Esto se debe a que los antiinflamatorios se han convertido en el modelo tradicional para tratar el dolor crónico, además de clínicas del dolor y centros de rehabilitación.

La mayor parte de los tratamientos tradicionales para disminuir el dolor empeoran la condición y aceleran el proceso artrítico, lo que debilita al cuerpo y al sistema inmunológico mientras incrementa la posibilidad de futuras lesiones y dolores más fuertes y comunes.

Es importante recordar que el dolor es una indicación de que hay un problema y con los antiinflamatorios lo que se estimula es el encubrimiento del dolor, no una solución real al dolor que afecta al paciente.

El dolor cónico por ejemplo en la espalda baja indica que es débil y necesita que el tejido conectivo sea fortalecido, justo lo que hace la proloterapia; es un tratamiento que estimula el crecimiento del tejido conectivo y fortalece las zonas que sufren de dolor.

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