Lesiones en la práctica del fútbol americano

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Las lesiones del fútbol americano en su mayoría son de tejidos blandos (ligamentos y tendones) que son llamadas estructuras blancas por su color y por tener una mala circulación lo que las hace más susceptibles a lesionarse y a que su recuperación o cicatrización sea más lenta y tarden más en poder regresar a jugar.

Las fracturas de los huesos a pesar de sanar adecuadamente en muchas ocasiones dejan a los tendones, músculos y ligamentos insuficientes o laxos y esto es parte del problema de que se vuelvan a lesionar de nuevo o fácilmente.

La naturaleza de este deporte, que es de contacto aunado a la mejor preparación atlética de los individuos que los hace que desarrollen mayor velocidad, mayor fuerza y poder al contactar al rival hace que las lesiones sean muy comunes y de mayor gravedad en cada partido.

El tratarlos durante la temporada y al final de la misma con proloterapia implica un gran ahorro económico a los equipos y una rotación menor de jugadores, pudiendo así disponer de los jugadores clave o en posiciones de mayor importancia más rápido y durante la gran mayoría de la temporada.

Bien documentado está que jugadores han utilizado la proloterapia para sanar lesiones que no lo hacían después de múltiples tratamientos y esos que se van a Europa por tratamientos secretos y mágicos incluyendo jugadores de baloncesto profesional, han tenido como tratamiento alguna forma de proloterapia.

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